sábado, 5 de julio de 2014

Canciones que dicen más de lo que escuchas.

Debía de ser adicta a las primeras veces, todo el mundo es adicto a algo. Hay gente incondicional a las drogas de diseños, otros a las compras del tiempo o simplemente a un hombre. Tú y yo nos burlamos de ese último tipo de gente. Tanto era así que en vez de quedar,coincidimos a posta en un lugar para vernos. Siempre nos extrañábamos de avisarnos, aunque deseábamos encontrarnos a cualquier hora. Estúpido juego de niños, admito. Pero era nuestro. El gran problema es que un día uno de los dos no apareció, y el placer terminó.

Sofía, se hecho a reír como nunca. Le hacía gracia que alguien que no conocía de nada le dije algo tan bonito. Puto loco pensó. Pero a medida que las canciones sonaban, ella cada vez lo miraba más de reojo, y como no, se le escapaba esa sonrisa picará mezcla con un par de copas de más.

Cuando la música se hacía más pequeña, se sentó a su lado. Se miraron y se echaron a reír. Así, empezó el juego de hablar con las letras de las canciones que sonaban. Ese juego pasó a saber como se llaman o simplemente que hacían allí. En ese bar típico irlandés con un toque burgués. Se sentía cómoda, de esas personas que con el mero hecho de conocerlas, sabes que se le puedes contar cualquier locura y no se asustarán. Ese tipo de gente, aparece y nunca más se va.
El la acompañó a la puerta del hotel donde Luz ya hacía mucho tiempo que dormía.
Toda la noche soñó con esas conversaciones inverosímiles y a la vez tan reales. A la mañana siguiente quería saber donde estaba, pero como en una canción de Sabina el ya no estaba.

Aunque si un número de teléfono en recepción, con un mensaje.
"Sonríe, simplemente, sonríe"

Al instante cogió su teléfono, y lo llamó. Sin embargo no salió una voz de hombre, si no de mujer.

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