lunes, 22 de febrero de 2010

Algo distante, una niebla interior

Su pequeña sonrisa pasó a ser algo melancólica, no se porque, era que si una mano invisible le hubiera secuestrado aquel vivo gesto.
Me dijo que se sentía perturbada por algo que no la dejaba respirar, no la dejaba sostener el aire más de dos segundo, que no la dejaba pensar con claridad. Era algo extraño como la niebla que aparece a las siete de la mañana cuando sales de casa, que no te permite ver y te construye un muro de hormigón que te tendrá en vilo el día entero distraído, distante.

Pero después siguió, dijo que siempre hay algo detrás de aquel secuestro de mirada, de sonrisa. Se sentía mal desde hace mucho tiempo que aquella sensación distante la llevaba persiguen días, semanas e incluso meses. No sabía que muy bien que era. Así que le pregunte.
¿Eres feliz?
Se quedo callada unos minutos y una lágrima se le escurrió por su pequeña esfera azul, y me respondió. Estoy obligada a ser lo por ellos. Si me voy, ¿qué sería de vosotros? Os quiero más que mi vida. Podría vivir en el eterno infierno de Dante. Para que no paséis los mismo que pasé yo. Lo malo es que a veces se espesa mi niebla interna la cual no deja vivir, ver, escuchar con mi habitual claridad.

No pudo seguir.

Empezó a crear algo diferente a lo normalmente veía, lloraba pero de una forma distinta que la del resto.
Tenía algo, intento sonreír pero lo que pasó fue que no pudo y vi por primera vez un chasquido de su niebla interna. Me envolvió y ya no pude suspirar del mismo modo