sábado, 16 de abril de 2011

A priori.

Cuando sacó su nueva novela pensó que se iba a sorber el mundo con pajita, pero
terminó bebiendo el zumo de piña con malibú de su novia. El ya llevaba cinco rones mientras ella no podía terminar el primer cubata. Eso decía mucho de ellos, de como eran. Se querían si, pero era un amor tan delicado como una tela de araña. El no podía amar, querer de verdad a alguien que no bebiese con pasión una cerveza o un ron de buena marca. Era su forma de ser, su filosofía de vida. Nunca había querido tanto a una chica pero sabía que esta no sería a la que más desearía. Sabía que algún día encontraría a su ying, estaba cerca pero todavía no podía verlo pero lo sentía.
Era rara la sensación querer a alguien y saber que tu otro yo en mujer estaba cerca.