Las cuestiones de óptica son muy confusas, hasta llegar al
punto de que el color rojo es el reflejo de todos los colores espeto él. Todo
es relativo, como en el instante que me dijiste que no podíamos volver a
caminar de la mano cuando fuese otoño. Mi
mirada se perdió en el mar donde alguna vez soñamos ser libres. La cuestión de
soñar sueños imposibles, es que nunca llegarán a cumplirse; y lo peor de eso, es que tú en el fondo deseas que sean ciertos.
La carretera se hacía cada vez más pequeña. Y sin entender el porqué, se sentía segura a su lado, sería por su voz o por aquellos ojos verdes que te mostraban todo lo ella respetaba. Le agarró la mano a la vez, que el cambio de marcha. Le dijo todo irá bien. Ella se eche a llorar al instante.
Después de dos horas, llega a un pueblo en medio de las montañas. Buscaron un sitio donde hospedarse, a continuación se perdieron por las calles de piedra, hablando de lo que realmente les preocupaba a las dos. Ella, Sofía, le explicaba que no entendía como podía a ver llegada a un lugar sin entender por el cómo. Su amiga le contestaba que hacía más de una tres días que no sabían de ella, nadie absolutamente nadie. La primera vez que pasó algo así, parecían que los relojes se habían parado y nada volvería a ser como antes. Pero, un día regresó con una sonrisa pequeña y tímida, de las que piden perdón por todo el daño que ha causado.
Cada vez, las desapariciones serán más habituales. Sin embargo, esta vez, sus recuerdos se habían marchado como las estrellas blancas de las noches anteriores llegando a dejarla sola del todo.
Su vida no conectaba, llegando a estar inmersa en una espinal donde parecía que nadie podía sacarla.
La luna salía, y ellas buscaron un bar para seguir hablando de un futuro incierto y sin colores bonitos. Pidieron dos cervezas, su amiga se comía la cerveza a cucharadas. Sofía reía, le hacía sentirse menos rara y con mas fuerza de entender lo que le pasaba. A partir de eso, todo llegaría.
Cada vez, las desapariciones serán más habituales. Sin embargo, esta vez, sus recuerdos se habían marchado como las estrellas blancas de las noches anteriores llegando a dejarla sola del todo.
Su vida no conectaba, llegando a estar inmersa en una espinal donde parecía que nadie podía sacarla.
La luna salía, y ellas buscaron un bar para seguir hablando de un futuro incierto y sin colores bonitos. Pidieron dos cervezas, su amiga se comía la cerveza a cucharadas. Sofía reía, le hacía sentirse menos rara y con mas fuerza de entender lo que le pasaba. A partir de eso, todo llegaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario